Textos de orientación

Parlêtre y consistencia corporal

Ram Avraham Mandil




Hay un pasaje en el Seminario 23: el sinthoma, en la página 64 de la edición en castellano[1] donde Lacan se refiere al cuerpo del parlêtre como un cuerpo que a cada rato “levanta campamento” (“car son corps fout le camp à toutinstant”).

Si es posible reconocer una dimensión del cuerpo que “no se evapora”, el cuerpo hablante sin embargo es un cuerpo marcado por la inconsistencia. Clínicamente sabemos que esta inconsistencia puede, inclusive, tomar la forma del cuerpo que se “deja caer”, lo que es señalado en los relatos de Schreber, en algunos pasajes del Hombre de los Lobos y en ciertos trechos de la obra de James Joyce.

¿Si el parlêtrees alguien que necesita dar consistencia – “consistencia mental”, dirá Lacan – a su cuerpo, de que orden es esa consistencia?

En el argumento para el X Congreso de la AMP, Jacques-Alain Miller traza los contornos de esa cuestión, que pueden ser encontrados desde las meditaciones cartesianas sobre “el cuerpo del yo pienso” hasta las consideraciones filosóficas, inclusive teológicas, sobre “las formas de la unión del alma y del cuerpo”. Vale agregar que la propia Psicología es presentada por Lacan como no siendo otra cosa que “la imagen confusa que tenemos de nuestro propio cuerpo”[2].

En este mismo pasaje del Seminario 23, Lacan señala que esta búsqueda por la consistencia corporal se instituye a partir de la creencia, esencialmente la creencia del parlêtrede que tiene un cuerpo. Será a partir de esta creencia, continua Lacan, que incidirá la “adoración” de este cuerpo – adoración esta que sería “la única relación que el parlêtre tiene con su cuerpo”[3]. Ahí estaría la raíz de lo imaginario y, en consecuencia, el fundamento de la “consistencia mental” del cuerpo del parlêtre.

Si el cuerpo del parlêtrees un cuerpo que tiende a levantar campamento, a evanecer, a mostrarse inconsistente, eso se da porque ese cuerpo debe constituirse a partir del trauma. En otras palabras, la incidencia del significante sobre el cuerpo instaura para el parlêtrela cuestión de su consistencia corporal. Acompañando los argumentos de Miller en “El inconsciente y el cuerpo hablante”, podemos inferir que no es en cuanto carne que la consistencia corporal está en cuestión. Esa consistencia solo se torna “un misterio” a partir del momento en que “el signo recorta la carne”, cuando “el cuerpo se muestra apto para figurar, como superficie de inscripción, el lugar del Otro del significante”.

En ese sentido, me parece pertinente agregar que el análisis del parlêtre debe apuntar no apenas a aquello que, a través de sus palabras, él apunta a constituir su ser (être), sino también los modos como, por medio de sus palabras, él busca constituir un cuerpo y conferirle consistencia.

Sabemos, a partir de Lacan, que un modo de conferir consistencia al cuerpo se hace a partir de su soporte por la imagen. Se trata del cuerpo como unificación de experiencias fragmentadas, heterogéneas, cuya consistencia seria asegurada por su forma.

Sin embargo, tomando en cuenta el análisis del episodio de la paliza recibida por Stephen Dedalus en Un retrato del artista cuando joven, podemos inferir que Lacan ahí evoca otro modo de conferirse consistencia mental al cuerpo, en este caso su soporte por la fantasía. Es lo que llama la atención de Lacan, ya que esa alternativa no es funcional en este episodio. Aquí no hubo un accionamiento de la fantasía por la vertiente masoquista, lo que podría ser un modo de conferir consistencia al cuerpo.

Otra cuestión que me parece pertinente para nuestra discusión es la consideración del sinthoma como modo de conferir consistencia al cuerpo a partir de las marcas e inscripciones del trauma. Se trata de considerar el cuerpo más allá de su soporte imaginario, o de apuntar a conferirle consistencia a partir de la fantasía.

¿Qué seria considerar la consistencia del cuerpo por la vía del sinthoma?¿Sería esa consistencia distinta de una consistencia mental? Tiendo a pensar que esa consistencia no dispensa el aspecto “mental” en juego, si consideramos lo mental como una envoltura, como lo que busca trazar un borde referido a lo real. Podemos considerar que la consistencia del cuerpo medida por la vía del sinthoma no apunta a eliminar su inconsistencia - inconsistencia esta que se manifiesta, en la mayoría de las veces, como lo que en el cuerpo es sin ley–pero la incluye en un nuevo arreglo. Este arreglo implica una reconsideración de lo imaginario. En mi opinión, esto está indicado en el Seminario 23, por ejemplo, en las consideraciones de Lacan sobre el conjunto vacío y sobre las relaciones entre la bolsa y la cuerda.

En ese sentido, me parece sugestiva una aproximación entre la adoración del cuerpo – “única relación que elparlêtretiene con su cuerpo” – y la consideración que Miller nos trae sobre el escabel, como pedestal del parlêtre, como “lo que le permite elevarse a la dignidad de la Cosa”.

¿No sería esta una de las formas de savoirfaire con el sinthoma, la de poder hacer del sinthoma un escabel y derivar de ahí una nueva modalidad de satisfacción? Me parece interesante que nuestro Congreso pueda traer algunos ejemplos de cómo eso se da en la experiencia analítica de un parlêtre.

 

Traducción: Pablo Sauce

Revisión: Paola Salinas

 

Mandil- Parlêtre y consistencia corporal.pdf


[1] Página 66 de la edición francesa del Seminario libro 23: le sinthome.

[2] El Seminario libro 23: el sinthoma, p.147 (ed. en castellano), capítulo “La escritura del ego”.

[3] Idem p.64 (edición en castellano).


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